Historia del Cristo de la Sala y su Hermandad

La tradición del Cristo de la Sala se remonta al siglo XVIII. Siguiendo descripciones del cardenal Lorenzana de 1786, por entonces en Bargas existía, junto a la parroquia, una capilla con el Cristo de la Sangre, comúnmente llamado de “la Sala” porque dicha capilla debió ser sala capitular de la casa contigua, que posiblemente funcionaba como hospital benéfico regido por la Cofradía de la Vera Cruz, según un acta capitular de 1660.

En efecto, la imagen del Cristo de la Sala es muy venerada desde antiguo, surgiendo la tradición con la aparición de la figura en la ventana de una sala del hospital. En ese mismo lugar se construyó la ermita, cuyo altar, presidido por la imagen, encuadra la ventana de la aparición. Posteriormente, a este Cristo se le atribuyen muchos hechos milagrosos, como se aprecia en los libros de la cofradía, en donde se plasman numerosas ofrendas de agradecimientos, motivo por el cual a finales del siglo XVII se le llamó Cristo de las Misericordias.

No obstante, de la ermita de la Vera Cruz tenemos noticias desde el año 1576, cuando siendo rey Felipe II manda confeccionar las llamadas “Relaciones Topográficas” de todos los pueblos del reino. En el interrogatorio dedicado a Bargas, se confirma, en el capítulo 51, la existencia de dos ermitas, una que dicen de la Vera Cruz y otra de San Sebastián, nuevamente hechas sin estar acabadas de labrar, y que dichas ermitas se hacen de limosnas. En el capítulo 54, afirman que en el dicho lugar (Bargas) “no hay hospital, sino que es una pobre casilla donde se ampara y reciben a los pobres que van de camino…”

La ermita de la Vera Cruz pertenece en efecto, a la cofradía que, con el mismo nombre, nos la encontramos ejerciendo en Bargas desde mediados del siglo XVI, y junto a su actuación social y caritativa, que practicaba todo el año atendiendo a los pobres de solemnidad y los enfermos, se ocupaba de organizar los actos de la semana santa y la cuaresma, así como la celebración en septiembre de la fiesta de la Cruz. Elige a sus mayordomos entre todos los cofrades mediante el cabildo que tiene lugar cada domingo de Ramos, teniendo como misión principal recaudar limosnas para la cera que lucirá la Cofradía en las procesiones de Jueves y Viernes Santo, así como recoger limosnas que aportan los cofrades que se encargan de portar los signos y estandartes de la cofradía.

El 2 de Abril de 1674, el cabildo establece de forma extraordinaria que “todos los primeros días de cada año se dirá una misa rezada en esta capilla y el día que falleciere cualquier hermano se diga una misa cantada en la iglesia parroquial. A ello se añade que sabiendo que la casa de la cofradía, con la sala, tiene necesidad de muchos reparos, para su conservación se repartan 1000 reales de vellón entre los hermanos y que para el presente verano se haga la obra”.

Llegando al siglo XVIII, el 6 de Julio de 1707 se hace una convocatoria, “ a toque de campana” con el objeto de recibir una lámpara de plata procedente de Perú, que había sido donada por el capitán Don Diego Martín de Almagro y Toledo, para dedicarla al Stmo. Cristo de la Sangre, que se venera en la sala capitular de la Vera Cruz de este lugar, y que adorne la capilla. Sin embargo, la capilla no ofrecía las dimensiones suficientes para acoger la lámpara donada, ni tampoco reunía las necesarias condiciones de guarda y custodia, por lo que se decide que “entre tanto que la capilla se levante y ponga en calidad de que la lámpara pueda ponerse, y este santuario está con toda seguridad, se ponga y coloque en la capilla mayor de la iglesia”.

Es en el cabildo de 28 de Marzo de 1733, cuando se logra un importante acuerdo sobre la institucionalización de la fiesta dedicada al Cristo de la Sala, en cuya acta se dispone lo siguiente:

“Con el titulo de Stmo. Cristo de la Sala se venera en el lugar de Bargas la milagrosa efigie de su Majestad crucificada, colocada en la sala capitular de la cofradía de la Vera Cruz y tan antigua que no se encuentra tradición de su origen. Y no consta que jamás se haya hecho a Su Majestad fiesta particular en el año, ni que se haya sacado la efigie, si no es en la procesión de disciplina el jueves santo en la noche y cuando se a puesto a Su Majestad en rogativa por los buenos temporales, que a sido y es el único asilo que hay en este lugar y en que se han experimentado especiales maravillas.

Y habiendo deliberado en cada un año, principiando desde este de 1733 se haga de Su Majestad una fiesta particular en un día especial, se congregó la devoción de los vecinos de este pueblo, por quienes se a resuelto que, por lo respectivo a este dicho presente año, se haga la fiesta el día de la dedicación el día del señor San Miguel Arcángel, 29 de Septiembre, costeando los gastos de limosna a expensas de los devotos, y que queda plantificada la función para en adelante, en semejante día, habiéndose de nombrar desde el púlpito mayordomos particulares de devoción para ella, independientes de los de las funciones regulares que tiene la Vera Cruz en semana santa.

Para este fin, la víspera del señor San Miguel se ha de pasar al Stmo. Cristo a la iglesia parroquial (su advocación San Esteban Protomártir) y en ella se ha de hacer la fiesta, presente Su Majestad sacramentado. La idea del sermón a de ser de predicar de S. M. glorioso en la cruz, haciendo circunstancias las que quedan expresadas.

Y para que conste en los tiempos sucesivos, se pone en este libro capitular de la cofradía. Esta razón que firmo, yo el infrascrito notario”.

Firma: Nicolás Ambrosio de Lizana

Desde entonces viene celebrándose la procesión el día 29 de Septiembre, organizada por los dos mayordomos nombrados al efecto. No obstante, la cofradía de la Vera Cruz desaparece en el siglo XIX, dando paso a la actual Hermandad del Santísimo Cristo de la Sala, y se fija por fin la fiesta en las fechas de Septiembre en que ya habían terminado las labores de recolección, quedando definitivamente instaurada en el tercer domingo de dicho mes.

Blanca Picabea Eléxpuru

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